Querid@s todos, lamento mucho tener que decepcionar a nuestros enemigos y expresarles que el pueblo y el Estado de Israel no van a desaparecer.
Y les anuncio que nosotros, junto con el apoyo de cada un@ de ustedes nos hacemos cada día más resistentes y por sobre todo más resilientes.
Un apoyo que se manifieste a través de acciones de esclarecimiento ante todos aquellos que observan los acontecientos desde perspectivas naturalmente alejadas a los códigos del medio oriente. Lugar donde aún hoy, en el siglo XXI, el Estado de Israel y su gente sigue luchando para que todos sus vecinos le reconozcan su derecho a existir como nación entre las naciones.
Les escribo estas palabras, desde el Instituto Internacional de Liderazgo de la Histadrut.
Una institución que como ustedes bien saben, siempre se ha expresado a favor de la convivencia entre los pueblos y el desarrollo democrático de las naciones; y que por sobre todo ha dedicado su razón de ser a compartir con el mundo sus conocimientos y experiencia con el fin de forjar una sociedad más justa y solidaria.
Este mismo Instituto Internacional de Liderazgo de la Histadrut que a lo largo de los años ha recibido a estudiantes, profesionales y líderes de todos los credos, etnias y culturas, y donde se construyeron proyectos de diálogo entre palestinos e israelíes, hoy se ha convertido en un refugio para las familias evacuadas por los sangrientos ataques provocados por los grupos terroristas Hamas y Hezbolla.
El mundo es testigo y así los hechos lo han demostrado que Israel ha extendido sus brazos ante todos aquellos países dispuestos a convivir pacíficamente.
Los acuerdos de paz y cooperación con Egipto, Jordania, Emiratos Árabes, Bahréin, Marruecos y Sudán son fiel testimonio de ello. Hasta me atrevería a incluir en el mismo espíritu de propensión a la convivencia de parte de Israel tanto al fallido intento frente a los palestinos durante el proceso de Oslo y al retiro unilateral de la franja de Gaza en el 2005.
¿Alguien acaso se ha preguntado, por qué Hamas, Hezbolla y por supuesto el régimen iraní no son parte ni de tratados, e incluso de intención de acuerdos con Israel? O por qué estos tres aliados tan particulares anteponen la destrucción de Israel al desarrollo y progreso de sus pueblo?
¿No será que la cosmovisión del Hamas, de Hezbolla y de Irán responde a principios que validan y canonizan el extremismo y la violencia despreciando a todos aquellos que no piensan como ellos?
¿No será que estos grupos o entidades están poseídos por ideologías fundamentalistas basadas en la fanática creencia de que sus formas de ver el mundo los hace superiores a la civilización occidental e Israel es sencillamente una representación simbólica de esta última?
Para comprobar esto solo tienen que leer la carta fundacional del Hamas o raspar un poco dentro de la sociedad en Gaza y descubrirán inmediatamente que valores como democracia, libertad de expresión, derechos laborales o los derechos de la mujer no se ponen en práctica en estos lugares.
El Hamas y otros actores interesados presentan al mundo a la Franja de Gaza como una cárcel a cielo abierto y culpan a Israel de ello, pero se olvidan de decir que esas condiciones, -aunque inexactas ya que existen pasos fronterizos de personas y mercancías, y además una frontera sur que limita con Egipto-, se deben a que convierten cada material o producto que llega a la Franja en un instrumento de ataque a Israel. Lo mismo acontece con los recursos económicos que reciben, ya que los hechos demuestran que, en lugar de invertirlo en desarrollo, lo utilizan para pergeñar una maquinaria destructiva que incluye mantener a su propia población cautiva del sistema.
Así y todo, y entendiendo las dificultadas que atraviesa la población civil, Israel ha permitido que en los últimos meses ingresen 18000 trabajadores diarios desde la Franja de Gaza, especialmente en el área de la construcción. Un acto que por lo menos desde la visión israelí estaba destinado a mejorar las relaciones, aunque no de paz, por lo menos de convivencia y beneficio mutuo.
La masacre perpetrada por el Hamas el fatídico sábado 7.10.2023 demostró a las claras, que su interés es eliminarnos del planeta. Y frente a ello lamentablemente, no existe barrera, cerca, ejército, tecnología e incluso propuesta de paz que puedan evitar la intencionalidad manifiesta del grupo terrorista Hamas.
Por lo tanto el objetivo de Israel es muy claro, quitar al Hamas del gobierno de la Franja de Gaza y reducir su maquinaria de muerte hasta la ineficiencia, siempre teniendo en cuenta la recuperación de las más de 220 personas secuestradas y por supuesto la protección de la vida de todos aquellos no involucrados en forma directa en el conflicto.
Una meta para nada fácil de cumplir cuando sabemos que el grupo terrorista Hamas utiliza a los residentes de la franja como escudos humanos o lanza misiles a Israel desde zonas densamente habitadas o opera desde túneles ubicados bajo escuelas, instituciones comunitarias o sencillamente bajo viviendas o impide la evacuación de civiles hacia zonas seguras (a pesar de las advertencias de Israel). En todos los casos, se trata de una táctica nefasta utilizada por el Hamas que coloca a la población gazatí en una situación de perder o perder.
No podemos permitir que la irracionalidad de los extremistas le siga poniendo el ritmo a una realidad espantosa y por supuesto no debemos permitir que la masacre cometida el 7.10 se vuelva a repetir.
Este artículo se publicó gracias al Instituto Internacional de Liderazgo.